Hace unas semanas, fui a ver lo último de Wes Anderson, Isle of Dogs (Isla de Perros). Resumidamente, la trama trata de la epopeya de un niño que va a buscar a su perro a una isla de basura a la que han sido desterrados todos los animales de esta especie por el peligro de transmitir una especie de gripe. Aunque la gran ratio de perros por humano, que la trama se situara en Japón y el stop-motion son razones más que suficientes para que esta película se colara en la lista de aquellos filmes que me han robado el corazón, algo alertó mi sentido arácnido: la escasa y prácticamente irrelevante presencia de personajes femeninos.
Si no me equivoco, hay 6 personajes femeninos con alguna línea de diálogo, 5 participantes en la historia, 4 con alguna importancia en la trama (12 masculinos), 2 entre los personajes principales (9 masculinos) y tan solo uno que podamos considerar protagonista y determinante (7 masculinos).
Huelga decir que esta película, no pasa el Test de Bedchel: hay más de dos personajes femeninos, sí, y también tienen nombre propio y dos hablan entre ellos, pero el objeto de esta única conversación es un personaje masculino. Aún puedo decir más: cuatro de ellos están supeditadas a la existencia de otro personaje, masculino (si no estuviera este otro personaje ellas no aparecerían) y/o son el interés romántico de un personaje masculino y la tarea del que no cumple ninguna de estas dos características es traducir, casi en toda la película, lo que dicen personajes masculinos. Son ayudantes, novias, esposas, acompañantes de los que verdaderamente viven la aventura. Ellos.
Alguno ya estará pensando «putas feminazis, que se quieren apropiar de todo», ¡alto ahí! ¡paren las rotativas! ¿Creo que esto la hace peor película? No, en absoluto, muchas de las mejores películas, igual que libros, series, cómics, videojuegos…, relegan a sus personajes femeninos a un segundo, tercer o cuarto plano o, incluso, no incluyen mujeres en absoluto. No soy de la opinión de que la equidad entre sexos, razas, orientaciones sexuales… o la inclusión de personajes de estos colectivos haga obra de ficción mejor a nivel artístico, pero sí aporta otro tipo de valor que, sobretodo en contenidos de entrenamiento dirigidos mayoritariamente a un público infantil, es valorable y muy necesario.